
Autor: GILLES NERET
Descubra la brillante y sensual obra de Gustav Klimt, el pintor simbolista austríaco que combinó el arte decorativo con el erotismo. De las pinturas de paisaje a sus deslumbrantes representaciones del cuerpo femenino, el miembro fundador de la Secesión de Viena sigue fascinando con sus obras en las que abundan los patrones parecidos a mosaicos.
La popularidad imperecedera de Gustav Klimt (1862-1918) atestigua no solo el particular atractivo de su exuberante pintura, sino también de los temas universales con los que trabajó: el amor, la belleza femenina, el paso del tiempo y la muerte.
Klimt, que era hijo de un orfebre, creó superficies de una ornamentada luminosidad similar a la de una piedra preciosa y muy frecuente en el arte japonés y egipcio. Sus pinturas, murales y frisos se caracterizan por un color radiante, líneas fluidas, elementos florales y dibujos propios de mosaicos.