AUTOR: RACHAEL LIPPINCOTT
¿Puedes amar a alguien que nunca puedes tocar?
A Stella Grant le gusta tener el control, a pesar de que sus pulmones totalmente fuera de control la han enviado dentro y fuera del hospital la mayor parte de su vida. En este punto, lo que Stella necesita controlar más es mantenerse alejada de cualquier persona o cosa que pueda transmitir una infección y poner en peligro la posibilidad de un trasplante de pulmón. Seis pies de distancia. Sin excepciones.
Lo único que Will Newman quiere controlar es salir de este hospital. No podría importarle menos sus tratamientos, o un nuevo y elegante ensayo clínico de medicamentos. Pronto, cumplirá dieciocho años y luego podrá desconectar todas estas máquinas y realmente ir a ver el mundo, no solo sus hospitales.
Will es exactamente de lo que Stella necesita mantenerse alejada. Si él respira sobre Stella, podría perder su lugar en la lista de trasplantes. Cualquiera de los dos podría morir. La única forma de mantenerse con vida es mantenerse alejado. Pero de repente seis pies no se sienten como seguridad. Se siente como un castigo.
¿Qué pasaría si pudieran recuperar solo un poco del espacio que sus pulmones rotos les han robado? ¿Serían realmente tan peligrosos cinco pies de distancia si evita que sus corazones también se rompan?
IDIOMA ORIGINAL
Can you love someone you can never touch?
Stella Grant likes to be in control—even though her totally out of control lungs have sent her in and out of the hospital most of her life. At this point, what Stella needs to control most is keeping herself away from anyone or anything that might pass along an infection and jeopardize the possibility of a lung transplant. Six feet apart. No exceptions.
The only thing Will Newman wants to be in control of is getting out of this hospital. He couldn’t care less about his treatments, or a fancy new clinical drug trial. Soon, he’ll turn eighteen and then he’ll be able to unplug all these machines and actually go see the world, not just its hospitals.
Will’s exactly what Stella needs to stay away from. If he so much as breathes on Stella, she could lose her spot on the transplant list. Either one of them could die. The only way to stay alive is to stay apart. But suddenly six feet doesn’t feel like safety. It feels like punishment.
What if they could steal back just a little bit of the space their broken lungs have stolen from them? Would five feet apart really be so dangerous if it stops their hearts from breaking too?