Autor: JULIA QUINN
En cada vida hay un punto de inflexión. . .
Un momento tan tremendo, tan agudo e impresionante, que uno sabe que su vida nunca volverá a ser la misma. Para Michael Stirling, el libertino más infame de Londres, ese momento llegó la primera vez que vio a Francesca Bridgerton.
Después de toda una vida de perseguir mujeres, de sonreír con picardía mientras lo perseguían, de dejarse atrapar pero nunca permitir que su corazón se comprometiera, echó un vistazo a Francesca Bridgerton y se enamoró tan rápido y con tanta fuerza que fue una maravilla. se las arregló para permanecer de pie. Sin embargo, por desgracia para Michael, el apellido de Francesca iba a seguir siendo Bridgerton sólo unas treinta y seis horas más; la ocasión de su encuentro fue, lamentablemente, una cena que celebraba la inminente boda de ella con su primo.
Pero eso fue entonces. . . Ahora Michael es el conde y Francesca es libre, pero aún así piensa en él como nada más que su querido amigo y confidente. Michael no se atreve a hablarle de su amor. . . hasta que una noche peligrosa, cuando ella da un paso inocente en sus brazos y la pasión resulta más fuerte que incluso el más perverso de los secretos.
IDIOMA ORIGINAL
In every life there is a turning point. . .
A moment so tremendous, so sharp and impressive, that you know your life will never be the same again. For Michael Stirling, London's most infamous rake, that moment came the first time he laid eyes on Francesca Bridgerton.
After a lifetime of chasing women, smiling mischievously as they chased him, getting sucked in but never letting his heart compromise, he took one look at Francesca Bridgerton and fell in love so fast and hard it was a wonder. he managed to stay upright. Unfortunately for Michael, however, Francesca's last name was to remain Bridgerton for only another thirty-six hours; the occasion of her meeting was, unfortunately, a dinner celebrating her impending wedding to her cousin.
But that was then. . . Now Michael is the earl and Francesca is free, but she still thinks of him as nothing more than her dear friend and confidant. Michael does not dare to speak to her of her love. . . Until one dangerous night, when she steps innocently into her arms, and passion proves stronger than even the wickedest of secrets.