Autor: R. F. KUANG
La historia de Rin continúa en esta aclamada secuela de The Poppy War, una fantasía épica que combina la historia de la China del siglo XX con un apasionante mundo de dioses y monstruos.
La guerra se acabó.
La guerra acaba de comenzar.
Tres veces a lo largo de su historia, Nikan ha luchado por su supervivencia en las sangrientas Guerras Poppy. Aunque la tercera batalla acaba de terminar, la chamán y guerrera Rin no puede olvidar la atrocidad que cometió para salvar a su pueblo. Ahora está huyendo de su culpa, la adicción al opio que la tiene como un vicio y las órdenes asesinas del feroz Fénix, el dios vengativo que ha bendecido a Rin con su temible poder.
Aunque no quiere vivir, se niega a morir hasta que vengue a la emperatriz traidora que traicionó la patria de Rin a sus enemigos. Su única esperanza es unir fuerzas con el poderoso Dragon Warlord, que planea conquistar Nikan, derrocar a la Emperatriz y crear una nueva república.
Pero ni la Emperatriz ni el Señor de la Guerra Dragón son lo que parecen. Cuanto más presencia Rin, más teme que su amor por Nikan la obligue a usar el poder letal del Fénix una vez más.
Porque no hay nada que Rin no sacrifique para salvar a su país. . . y exigir su venganza.
IDIOMA ORIGINAL
Rin’s story continues in this acclaimed sequel to The Poppy War—an epic fantasy combining the history of twentieth-century China with a gripping world of gods and monsters.
The war is over.
The war has just begun.
Three times throughout its history, Nikan has fought for its survival in the bloody Poppy Wars. Though the third battle has just ended, shaman and warrior Rin cannot forget the atrocity she committed to save her people. Now she is on the run from her guilt, the opium addiction that holds her like a vice, and the murderous commands of the fiery Phoenix—the vengeful god who has blessed Rin with her fearsome power.
Though she does not want to live, she refuses to die until she avenges the traitorous Empress who betrayed Rin’s homeland to its enemies. Her only hope is to join forces with the powerful Dragon Warlord, who plots to conquer Nikan, unseat the Empress, and create a new republic.
But neither the Empress nor the Dragon Warlord are what they seem. The more Rin witnesses, the more she fears her love for Nikan will force her to use the Phoenix’s deadly power once more.
Because there is nothing Rin won’t sacrifice to save her country . . . and exact her vengeance.